Algunas personas se aferran desesperadamente al pasado. Se atan a lo que es familiar y se refugian aún más profundamente en sus cómodas rutinas para no pensar en la espeluznante idea de que tendrán que cambiar. Alguien dijo, “Ninguna organización está fastidiada como para que a alguien no le guste cómo es”. El cambio siempre significa tener que dejar algo, y cuanto mayor sea el sacrificio personal, tanto mayor será el esfuerzo necesario.

Otro motivo que explica porque la gente defiende los viejos hábitos es para mantener la estabilidad personal y sentir que se conserva el control de las cosas. Combaten el cambio por temor al futuro, no por su amor al pasado. Si la incertidumbre y la ambigüedad le provocan ansiedad, será más difícil que el “progreso” despierte su entusiasmo. Cuanto menos le guste lo imprevisible, mayor es la posibilidad que Ud. Proteja el status quo.

Un tercer grupo de gente se resiste al cambio como una forma de desquitarse. Juegan a “penalizar a la empresa” en represalia por los cambios que nos les gustan. Nos referimos aquí a la típica revancha de siempre. Y lo fascinante es observar cómo la gente está dispuesta a perjudicarse a sí misma simplemente por vengarse de la organización.

Finalmente, algunos de los que se resisten al cambio son bien intencionados, son personas que piensan que la empresa está a punto de cometer un error y tienen el valor de intentar corregirlo. Combaten el cambio porque:

  1. Están totalmente comprometidos en interés de la empresa y
  2. Tienen la capacidad suficiente para adoptar una postura determinada.

Pero, francamente, estas personas con buenas intenciones a menudo están equivocada. Al tratar de salvar a la empresa en realidad lo que hacen es perjudicarla.

Cuando una empresa inicia cambios, lo hace con una finalidad, no hay ninguna duda de que existen razones urgentes para ello. Casi siempre encontrará una explicación financiera, regulatorias, etc.  para lo que está ocurriendo. Estudie la situación:

  • ¿Hay acontecimientos externos forzando el cambio en la empresa?
  • ¿Debe tomar la organización algunas medidas desagradables para permanecer viva?
  • ¿Contribuirá un ejercicio tan duro como éste a desarrollar el músculo de la organización necesario?

Cuando los vientos del cambio golpean su empresa, he aquí un consejo para unos buenos resultados: resistir hace más daño que bien. Para empezar, si adopta una postura opositora, puede tener problemas: alguien puede acusarle de causar problemas, de entorpecer el camino hacia el progreso. Esto puede dañar su carrera.

En segundo lugar, resistirse al cambio requiere esfuerzo, y Ud. Puede hallar formas más productivas de gastar las energías.

Además, probablemente va a perder la batalla de todas maneras. Es más, aunque gane una escaramuza de vez en cuando, perderá la guerra.

En lugar de aferrarse al pasado, agárrese fuertemente al futuro.

Escrito por Price Pritchett y Ron Pound.

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